La vivienda más antigua de las Antillas data de hace unos 5,500 años y se encuentra en Samaná, en el noreste de República Dominicana, muy cerca de un lugar de enterramiento ritual arcaico hallado el año pasado por el arqueólogo domínico español Adolfo López y su equipo.
Estas excavaciones encabezadas por López, director de investigaciones de Guahayona Institute, en colaboración con la Academia de Ciencias de la República Dominicana y la Fundación García Arévalo están «cambiando completamente la visión de los primeros habitantes de las Antillas».
Frente a la imagen que se tenía de ellos como «bandas menos organizadas de gente nómada, ahora estamos demostrando que eran grupos humanos asentados en sitios» concretos, explicó el arqueólogo en declaraciones a EFE.
Hace un mes concluyeron con la nueva excavación, que ha permitido encontrar esa vivienda en otro abrigo muy cercano del primer yacimiento, y las pruebas del carbono 14 han determinado la antigüedad de los restos de varios hogares de los primeros pobladores de la isla hoy conocida como La Española 3,500 años antes de Cristo.
Un paso más para entender el poblamiento en la zona
Este nuevo hallazgo permitirá entender «cómo era el poblamiento de toda la zona. Lo que estamos haciendo es una arqueología espacial, no es hacer una excavación en un sitio y marcharnos, es trabajar una zona amplia para comprender cómo eran los movimientos de estas personas, dónde cazaban, dónde enterraban, dónde vivían, dónde recolectaban los alimentos», dijo.
«Estamos intentando entender -agregó- toda un área de poblamiento que tiene aproximadamente 5,500 años, la más antigua que se ha encontrado en República Dominicana (y una de las Antillas). Con esta excavación hemos localizado el área donde vivían las personas que enterraron» los cuerpos hallados el año pasado en el lugar funerario próximo a la vivienda.
Lo más interesante para el arqueólogo es que se pudieron constatar las conclusiones surgidas del primer hallazgo: que «tenían un área donde vivían y otra zona donde enterraban a sus muertos», lo que da idea «de la complejidad social que tenían estos grupos, de su nivel cultural, que era muy alto, de su nivel de ritualidad» con la muerte.
Estos humanos habitaban en cabañas de grandes dimensiones, apoyadas por los abrigos (formaciones geológicas de roca), con un nivel de alimentación muy rico, explicó López, que espera la llegada de expertos de la universidad de Winnipeg, en Canadá, para hacer unos estudios de las semillas de plantas y de los almidones presentes en los artefactos de molienda que se han hallado en la excavación.
Sus moradores, según la teoría del experto y del profesor Daniel Shelley, pertenecían al grupo de los casimiroides, tenían una dieta muy variada y eran grandes pescadores, tanto en arrecife como en mar abierto, puesto que navegaban con facilidad en grandes canoas.
¿Ya eran agricultores?
Lo que aún está por determinar, ahora que se sabe que eran grupos que se asentaban en un lugar de forma estable, es si ya se dedicaban a la agricultura, cuestión que pretenden dilucidar los expertos procedentes de Canadá si encuentran plantas cultivables entre los restos, que «es lo más probable» a criterio del arqueólogo español.
Sea como sea, tenían «costumbres muy avanzadas que les permitían sobrevivir en el mismo sitio de manera muy cómoda», concretamente en el farallón del cabo Samaná, zona a la que llegaron procedentes del continente americano «o de otras islas donde había recalado, pero su origen (primero) es el continente», tal y como pretenden determinar los estudios de ADN que se llevan a cabo en la Universidad de Harvard.
López incidió en la importancia de estos hallazgos: «Estamos hablando de los primeros habitantes de las Antillas, estamos recuperando el origen de la población que vive aquí actualmente. Es como encontrar en Europa el homo antecessor», expuso como analogía.
Estos hallazgos forman parte del contenido de una conferencia que el experto pronuncia este jueves en Santo Domingo sobre los primeros grupos arcaicos que poblaron las Antillas, todo ello basado en las investigaciones más modernas que se están haciendo.