El actor argentino Ricardo Darín opinó este martes, con motivo del homenaje que su colega de profesión Héctor Alterio recibió en Buenos Aires, que el protagonista de «La historia oficial» y «La tregua» es, para él, «un maestro sin pretenderlo».
«Para mí es un maestro, sin pretenderlo. Él nunca quiso enseñar nada a nadie. Es un maestro porque es un ejemplo viviente de cómo se puede ser una buena persona y un excelente profesional», explicó a EFE antes de la ceremonia oficiada en el Centro Cultural Kirchner, de Buenos Aires.
El intérprete, que compartió con Alterio el elenco de «El hijo de la novia», destacó que, sin estar seguro de si pudo «aprender algo» de él, tiene la «sensación» de que «permanentemente» enseña cosas en el trabajo, cómo «llevarlo adelante, su forma de tratar a los compañeros, a los colegas, sus semejantes».
Darín, que definió al actor de 93 años como «un hombre de gran calma», consideró que «siempre fue una especie de faro, sobre todo, por su forma de ser» y reiteró que «es generoso a partir de la gran calma que lleva interiormente».
Sobre el homenaje que se le brindó en la capital argentina, Darín comentó a la prensa que «se lo merece», especialmente por ser «en su querida, añorada, amada Buenos Aires».
«Es una deuda pendiente, es algo que deberíamos haber hecho antes», agregó en alusión a que se le hicieron «reconocimientos en distintos lugares del mundo» y Buenos Aires «es su ciudad».
El protagonista de «El secreto de sus ojos» y «Argentina, 1985», que trabajó «desde chico» con Héctor Alterio, recordó una anécdota del rodaje de «El hijo de la novia», cuando este desaparecía en las escenas en que no intervenía y el equipo se volvía loco buscándolo.
«Héctor aprovechaba en cada uno de los barrios donde estábamos rodando para irse a caminar, a reconocer y recordar su querida Buenos Aires, sus barrios, sus calles, simplemente se iba a caminar. Yo decía: ‘tranquilos, va a volver, está caminando un poco’. Así es Héctor», indicó.
Alterio, afincado desde hace décadas en España, ha regresado a su país natal tras un largo tiempo de ausencia para presentar «A Buenos Aires», una obra teatral con la que, a sus 93 años, se despedirá de los escenarios argentinos.
Por este motivo, el Ministerio de Cultura de Argentina organizó un homenaje para nombrarlo «Persona Emérita de la Cultura» en presencia de numerosas personalidades argentina de la actuación, como el propio Darín, Eduardo Blanco o Pepe Soriano.