El negro y el volumen en mangas, faldas y cuello fue la tónica dominante en la alfombra roja del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla donde se celebra la 37 edición de los Premios Goya, en la que han deslumbrado Penélope Cruz, Nieves Álvarez, Amaia Salamanca y Juana Acosta.
Penélope Cruz apareció deslumbrante en una noche muy especial para ella, pues además de estar nominada, en una película que produce, desfiló orgullosa junto a su hermano Eduardo, nominado a mejor canción por «Los márgenes».
Con un palabra de honor de Dolce&Gabbana en negro, con flequillo y el pelo suelto sujeto en los laterales con dos peinetas doradas, la actriz estaba radiante. Su hermano, de negro y con sombrero con un esmoquin de la misma firma, sin camisa, posó sin atisbo de nerviosismo.
La actriz francesa Juliette Binoche, Goya Internacional, lució un diseño de Paco Rabanne de terciopelo y bordado con lentejuelas plateadas en la parte superior y malla metálica en el volante de la falda.
Clara Lago y Antonio de la Torre, presentadores de la gala, posaron juntos en la alfombra roja, ella con una creación de gasa de seda negra de Dior, y él con un esmoquin de Pedro del Hierro.
Maribel Verdú de Alberta Ferretti con escamas de color en negras, plata y doradas y Aitana Sanchez Gijón de Carolina Herrera, con maxilflores bordadas en lentejuelas en los mismos tonos, fueron dos de las mujeres más elegantes de la noche.
Negro fue también el esmoquin de terciopelo, con pajarita incluida, de Milena Smit que se mantuvo fiel a Saint Laurent.
Con poca libertad de movimientos, pero muy cómoda apareció Anna Castillo con un mono de terciopelo de Gucci, negro, cuyos tirantes cubrían su pecho.
Atrevido también el diseño de Juan Vidal para María León con un escote en la espalda hasta que esta pierde su nombre y un delantero en tul transparente con dos pequeños capullos de rosa negros en el lugar más estratégico.
Espectacular, como siempre, Nieves Álvarez volvió a confiar en un diseño de alta costura de Stéphane Rolland en tono café, con el que solo podía andar a pequeños pasos.
Macarena Gómez se decantó por un vestido de gasa de seda con cuerpo engomado y capucha en rosa chicle de Teresa Helbig. Su pareja, el artista Aldo Comas, resultó ser, como es habitual, uno de los caballeros más atrevidos con un esmoquin marfil de Avellaneda tuneado con una langosta, inspirando en Dalí.
Belén Rueda, como una reina de las nieves, lució un vestido con cuerpo de lana en crudo y falda ajustada metalizada, acompañada por un chaleco extralargo a modo de capa de plumas.
Blanco también fue el delicado Chanel que lució Nerea Barros.
Más transgresora que nunca María Pedraza optó por un vestido y botas de Alexandre Vauthier y Carolina Yuste con una chupa de cuero y falda de YolanCris han puesto la nota más «underground».
Goya Toledo apostó por un diseño de Redondo Brand mientras que Duyos fue el elegido por la presentadora Raquel Sánchez Silva, que diseñó para ella un vestido con cuerpo en tul de seda hueso con gran lazada a la espalda.
La sencillez y el minimalismo son siempre la tónica en Ariadna Gil, que lució un vestido en burdeos de Cortana. En rojo intenso fue el vestido capa de Elena Furiase de Roberto Diz; el mismo tono elegido por Carmen Machi en su vestido esmoquin.
Belén Cuesta apostó por la moda española con un diseño de escote redondeado y falda abullonada de Pedro del Hierro, que en el apartado masculino también ha confeccionado el esmoquin de Luis Tosar.