Con lucha libre de telón de fondo, la serie mexicana «Contra las cuerdas», que se estrena la próxima semana, reivindica la maternidad y empoderamiento femenino, además de resaltar los retos de las exreclusas para reintegrarse en la sociedad, señaló el elenco en una entrevista con EFE.
Tras pasar seis años en prisión por un crimen que no cometió, Ángela, el personaje que interpreta Caraly Sánchez, debe recuperar su vida y el amor de Rocío, su hija.
Al darse cuenta de que la pequeña es una gran aficionada a la lucha libre, adopta el sobrenombre de Novia Negra y se adentra en el cuadrilátero para reacercarse a ella.
«El meollo de todo el asunto es el amor por la hija. Es abordar la maternidad desde las segundas oportunidades, de maternidades distintas. No porque saliese de la cárcel es menos madre», dijo Sánchez, una de las protagonistas.
Ahí mismo, sentados en el ring de la Arena México, la catedral mexicana de la lucha libre, en el céntrico barrio Doctores de Ciudad de México, los actores desentrañaron las historias que la serie trata de contar más allá del espectáculo de los enmascarados.
Sobre las encarcelaciones irregulares y la readaptación de las presas a la sociedad, Sánchez remarcó la importancia de «dar voz» a estas historias, pues ocurren con frecuencia pero no suelen tener gran repercusión.
«Lo positivo de esta historia es que no estigmatiza a las personas que van saliendo de la cárcel. Estamos en un país en el que sabemos que el sistema de Justicia no funciona como debe funcionar», subrayó Cuauhtli Jiménez, quien encarna al padre de Rocío.
Si bien el componente fundamental no es la denuncia social, añadió Jiménez, la empatía que genera la historia de una mujer que sale de prisión y trata de demostrar su inocencia y recuperar el amor de su hija puede ayudar a eliminar los recelos que recaen sobre los expresidiarios.
La trama, no obstante, sucede lejos de la Arena México. Está ambientada en la Alcaldía de Iztapalapa, en el este de la capital, un lugar poco frecuentado por las producciones audiovisuales que ahora se retrata destacando su diversidad y riqueza cultural.
UNA HISTORIA DE MUJERES FUERTES
Pese a que la lucha libre femenil existe y tiene su público, este sigue siendo, como la mayoría de deportes de contacto, un mundo ligado a las figuras masculinas.
Los personajes de «Contra las cuerdas», que inicia el próximo 25 de enero en Netflix, son mayoritariamente femeninos y rompen con prejuicios que rodean a las luchadoras.
«Rompe los estereotipos donde a las mujeres nos ponen en un lugar de sumisión o de no ser tan hábiles físicamente, lo vemos en muchos deportes. Ahora estamos tomando mucho terreno: somos capaces, fuertes, valientes y acróbatas», expuso María Balam, cuyo personaje también encarna a una luchadora.
Y remarcó que el mensaje para las nuevas generaciones es el de estas gladiadoras «que vuelan desde la tercera cuerda, hacen proezas maravillosas y se entregan con garra, porque les va la vida en ello».
Delante de las cámaras son mayoría los rostros femeninos, pero contando al equipo que trabaja entre bambalinas suman más de 200 mujeres, algo «bellísimo» y que permite que las mujeres sigan haciendo camino en el mundo audiovisual, dijo Caraly Sánchez.
«Y los personajes están evolucionando, una de las cosas que me encantan de esta producción es que todos los papeles femeninos son muy complejos y tienen muchas aristas», agregó Balam.
Jiménez, la minoría masculina del elenco, celebró este viraje de las producciones en México, un país «machista» y en el que la figura paterna está muchas veces «ausente», algo que su personaje, Lalo, trata de corregir.
RESPETO POR LAS LUCHADORAS
Dentro de la preparación actoral, los protagonistas tuvieron que aprender a moverse dentro del ring, para lo que contaron con el asesoramiento de luchadoras como Ludark, Stephanie Vaquer, Therius, Diosa Nix, Brigit La Diosa Celta o Lady Apache.
«Uno piensa que el reto físico es el que más va a significar, pero cuando te adentras en un mundo que demanda tanto como la lucha libre, el cambio y el entrenamiento también es mental. Tengo amor y eterno respeto para todas las personas que se suben al ring», comentó Sánchez.
En la misma línea, Balam incidió en que el entrenamiento y rigor en los ensayos encima del cuadrilátero fue para «dignificar el trabajo» de las luchadoras.