En un libro lleno de revelaciones desconcertantes, la afirmación de Harry sobre que mató a 25 personas en Afganistán es una de las más impactantes y ha sido criticada por enemigos y aliados por igual.
En sus memorias, “Spare” (“Spare: En la sombra”), Harry dice que mató a más de una veintena de milicianos talibanes al rendir servicio como copiloto artillero de helicópteros Apache en Afganistán de 2012 a 2013. Escribe que no siente ni satisfacción ni vergüenza por sus acciones, y que en el calor de la batalla veía a los enemigos combatientes como piezas que son retiradas de un tablero de ajedrez, “los malos son eliminados antes de que puedan matar a los buenos”.
Harry ha hablado previamente sobre su experiencia de combate y dijo casi al final de sus deberes en 2013 que:
Pero su decisión de revelar el número de aquellos a los que mató, y la comparación con las piezas de ajedrez, provocó indignación entre los talibanes y preocupación a los veteranos británicos.
Los talibanes, que se adhieren a una interpretación estricta del islam, recuperaron el poder cuando las tropas occidentales se retiraron de Afganistán en 2021. El vocero del Ministerio Afgano del Exterior, Abdul Qahar Balkhi, dijo que los comentarios de Harry son “un microcosmos del trauma experimentado por los afganos a manos de las fuerzas de ocupación que asesinaron a inocentes sin ser responsabilizados de ninguna manera”.
En Gran Bretaña, algunos veteranos y líderes militares dijeron que publicar ese tipo de cifras sobre personas asesinadas viola un código militar no explícito.
El coronel Tim Collins, quien encabezó el batallón británico durante la guerra de Irak, dijo a Forces News que la afirmación “no es cómo te comportas en el ejército; así no es como pensamos”. El oficial retirado de la Armada Real Chris Parry dijo que la afirmación es “de mal gusto”.
Algunos cuestionaron si Enrique podía estar seguro de la cifra, pero Enrique dijo que revisó videos de sus misiones y que “en la era de los Apaches y las laptops”, la tecnología le permitió saber exactamente cuántos combatientes había matado.
Otros consideraron que las palabras de Enrique podrían aumentar los riesgos de seguridad para él y para las fuerzas británicas en el mundo.
“No me parece que sea prudente que diga eso en voz alta”, dijo a Sky News el veterano de los marines reales Ben McBean, quien conoce a Enrique de sus días en el ejército. “Ya tiene la mira puesta sobre su espalda, más que cualquier otro”.
El coronel retirado del ejército, Richard Kemp dijo a la BBC que la afirmación era “un error de juicio” que podría ser “potencialmente valioso para aquellos que desean dañar a las fuerzas británicas y al gobierno británico”.
Enrique perdió la protección financiada con fondos públicos que le proporcionaban la policía británica cuando él y su esposa renunciaron a sus deberes reales en 2020. Enrique demandó al gobierno británico por negarse a dejarle pagar de sus fondos personales la seguridad policiaca cuando viaja a Gran Bretaña.
Decenas de miles de efectivos británicos rindieron servicio en Afganistán, y más de 450 fallecieron, entre la invasión encabezada por Estados Unidos en 2001 y el final de las operaciones británicas de combate en 2014.
Harry trabajó una década en el ejército británico, y tuvo dos comisiones en Afganistán. Pasó 10 semanas como controlador aéreo de 2007 a 2008 hasta que una filtración en medios hizo que se terminara anticipadamente sus misiones.
Volvió a entrenar como piloto de helicópteros con la Fuerza Aérea Británica para tener la oportunidad de regresar a la línea de combate. Fue parte de una unidad de dos integrantes cuyas labores iban de apoyar a tropas en tierra en vuelos de combate a acompañar helicópteros para evaluar a soldados heridos.
Enrique ha descrito su tiempo en el ejército como su época más feliz porque le permitía ser “uno más” en vez de ser un príncipe. Tras retirarse del ejército en 2015, fundó los Juegos Invictus, una competencia deportiva internacional para veteranos enfermos y lesionados.
La autobiografía de Harry será publicada a nivel internacional el martes. The Associated Press obtuvo por adelantado un ejemplar en español.