Así hayas comido y tengas plena satisfacción, siempre parece haber lugar para el postre. Y aunque no lo creas, este fenómeno está explicado por la ciencia.
Al fenómeno se lo conoce como saciedad sensorial específica y, según diversas investigaciones, refiere al deseo de ingerir algo dulce que permanece en la mente. Pero, ¿cómo funciona?
Al comer, estimulas las papilas gustativas, salivas, el estómago se expande y te hace creer que tienes más apetito. Es por eso que, aunque estés satisfecho, siempre hay lugar para algo más, principalmente si es algo dulce.
Según los expertos, esto no es más que una sensación mental. En realidad no tienes más hambre, pero el sabor suave y agradable de los postres hace que el cerebro mande señales de satisfacción y caigas en la tentación.
¿Cuál es tu postre favorito?