El rey Carlos III y su primogénito, el príncipe Guillermo de Gales, acudieron este sábado a dos puntos de Londres para saludar y departir con miles de personas que aguardan su turno desde hace horas en la kilométrica cola para dar el último adiós a la reina Isabel II, a los que agradecieron las muestras de cariño y el afecto a la fallecida monarca.
Tanto el monarca de 73 años, como el heredero al trono, de 40, conversaron pausadamente y dieron la mano a numerosas personas que guardaban fila en la ribera sur del río Támesis.
«Gracias por aguardar tanto tiempo en la cola. Es increíble», expresó Guillermo a uno de los grupos con los que se paró a charlar. «Ya están más allá de medio camino, casi han llegado, muchísimas gracias», agregó.
Las autoridades advirtieron a primera hora de este sábado que el trayecto desde el parque de Southwark, donde empieza la fila, hasta el palacio de Westminster, donde yacen desde el miércoles los restos de Isabel II, se podía alargar hasta 24 horas, si bien el seguimiento en vivo que hace el Ministerio de Asuntos Digitales y Cultura calculaba al mediodía un tiempo de espera de 14 horas.
Se estima que cuando la capilla ardiente cierre sus puertas el lunes por la mañana, antes del funeral de Estado por la que ha sido soberana británica durante siete décadas, habrán pasado frente al féretro cerca de 400,000 personas.
Durante la noche del viernes al sábado, cuando las temperaturas han bajado hasta los 7 grados centígrados, los servicios sanitarios atendieron a 275 personas entre las miles que hacían cola a la intemperie, de las cuales 39 fueron trasladadas a un hospital.
Carlos III visitó hoy a policías, bomberos y personal sanitario del distrito londinense de Lambeth, por el que transcurre parte de la cola, para agradecerles su labor.