El concierto del 14 de septiembre estará dirigido por el titular de la Orquesta Sinfónica Nacional, Maestro José Antonio Molina. El programa escogido de la noche nos trae obras de dos compositores de las tierras nórdicas en Europa, el noruego Edward Grieg y el finlandés Jean Sibelius, ambos compositores son importantes figuras en la música nacionalista de sus respectivos países.
Como solista invitado tendremos al formidable pianista ucraniano Vadym Kholodenko, ganador en 2013 de la medalla de Oro del Concurso Internacional de Piano Van Cliburn, y ya conocido como invitado frecuente a conciertos y temporadas en nuestro país. La carrera de Kholodenko ha ido en ascenso alrededor del mundo como solista con grandes orquestas, en recitales y como músico de cámara. Sus grabaciones con el sello Harmonia Mundi incluyen el Concierto para piano de Grieg que escucharemos en el concierto del día 14.
En la primera parte de la noche escucharemos el Concierto para piano y orquesta en la menor del compositor Edvard Grieg (Bergen 1843 – 1907), considerado entre los compositores nacionalistas más populares de finales del siglo XIX y principal de su natal Noruega. Pensando principalmente en su música para piano, el director, Hans Von Bullow, llamó a Grieg «El Chopin del Norte». El concierto que escucharemos reúne las particularidades del estilo de Grieg. Su espíritu romántico exacerbado y triunfal se pone perfectamente al servicio del tema del amor fogoso.
El concierto abre con uno de los pasajes más famosos de toda la música clásica. Calificado como uno de los conciertos más populares jamás escritos, su alcance romántico, melodías que se pegan y un rítmico «joie de vivre», lo hacen irresistible tanto para el pianista como para el público. Sus tres movimientos capturan al más indiferente.
Es también un ejemplo de cómo un compositor puede reunir las tradiciones de la música clásica y la folclórica en la mayoría de las melodías, ya sea basadas en melodías folclóricas reales o inspiradas en el folclore. El fuerte final está dominado por los ritmos de baile del «halling», un baile noruego al que Grieg era particularmente aficionado. Completó la obra en 1868, con 25 años. Poco tiempo después, la mostró al máximo virtuoso de la época, Franz Liszt, quien le hizo varias sugerencias, algunas de las cuales Grieg tomó en cuenta
La música de Grieg tiene aires de vida campestre y de contacto con la naturaleza, aspecto que tuvo gran peso en la vida del músico. No es una música de grandes contrastes desgarradores, pero posee gran lirismo y fluye de manera ágil y reposada. Grieg es principalmente un melodista: sus obras poseen un gran atractivo melódico y esto propició su rápida difusión. El piano fue el instrumento, aparte de la voz, al que más obras dedicó.
En la segunda parte escucharemos del compositor Jean Sibelius (1865 – 1957) su Sinfonía no.1 en mi menor, Op.3, escrita en 1898, y estrenada el 26 de abril de 1899.
Al frente de la Orquesta estará el Maestro Molina en esta difícil y hermosa obra. Sibelius, considerado el mayor compositor de Finlandia, se unió al movimiento carelianista, un grupo de artistas interesados en profundizar en los orígenes de Finlandia por medio del estudio de la epopeya nacional o Kalevala, el poema épico finlandés que cuenta la creación del universo, la venida de los dioses y el nacimiento de Finlandia, cuyos textos y motivos rítmicos le sirvieron como material para su música. Su obra destila amor por la naturaleza, es algo sombría y armónicamente conservadora, si bien emplea en ella acordes convencionales con gran libertad. Sibelius fue un digno heredero de la tradición romántica, añadiendo a esa tradición la coloración de las estaciones de su patria.
Su primera sinfonía mezcla su propio estilo con ciertos tintes románticos procedentes de Tchaikovsky y Borodin. Sibelius logra un sonido indeleblemente vívido. Está compuesta de cuatro movimientos y tiene una duración de aproximadamente 45 minutos.