El merenguero Jairo García, una de las voces populares de los años dorados del merengue, fue sepultado este viernes en el cementerio Cristo Redentor.
El intérprete, que formó parte de la orquesta del fenecido Félix del Rosario, falleció de un infarto, a los 56 años. Sus restos fueron velados en la funeraria municipal de Los Alcarrizos, y posteriormente recibió sepultura pasadas las 12:00 del mediodía, informaron fuentes cercanas a DL.
García residía en el mencionado municipio y tuvo cuatro hijos, entre ellos Lois, que se dedica a la música.
«Acaba de morir el gran cantante Jairo García, uno de los grandes cantantes de República Dominicana», escribió el salsero Alberto María en su Instagram.
«Paz a su alma, Nuestro más sentido pésame para toda la familia García #Jairogarcia Felipe», publicó el promotor artístico Nenry management.
«Ha muerto un gran cantante, Jairo García, dedicado por completo a la música, muy cercano a mi familia, tío de tres de mis sobrinos. Dios ilumine sus deudos y les reconforte», fueron las palabras del consultor político Rafael Núñez.
El portal de noticias sobre el merengue y sus protagonistas «Oye Merengue«, expresó: «Lamentamos profundamente el fallecimiento del cantante Jairo García, paz a su alma».
De su carrera
En el grupo de Félix del Rosario, con quien grabó varios merengues, popularizó «Ya no tiene ganas» y «Yo si sé pero no digo».
De joven fue corista de la iglesia Católica y de acuerdo con informaciones, más adelante estudió música y canto lírico en el Conservatorio de Música.
En los últimos años participaba en los coros de orquestas salseras del país.
En una entrevista con Joan Abreu para su canal de YouTube, el fenecido artista habló de sus inicios. Vino de una familia de música. Se crió en el ensanche La Fe y luego se fue a Los Alcarrizos. En el 1983 participó en el programa de televisión «Cuánto vale el show», donde tuvo su primera oportunidad, ganando el primer lugar y continuó destacándose.
«Yo iba porque me gustaba (a Cuánto vale el show) y cada vez que iba me ganaba de cino a veinte pesos. Lo dividía con mi mamá. Me quedaba con diez y ahí hacía un sinnúmero de cosas que yo necesitaba», narró.
En los últimos años participaba en los coros de orquestas salseras del país.